Enfermera que vio morir a decenas de personas revela los 5 arrepentimientos más comunes

El día de hoy queremos compartirles la historia de una enfermera que contró haber trabajado durante muchos años en cuidados paliativos con personas que tienen enfermedades terminales, por lo que aseguró que muchas veces compartió con ellos momentos increíblemente especiales al acompañarlos durante las últimas semanas de sus vidas.

Y es que según la enfermera, esta experiencia era muy conmovedora y fascinante a la vez, pues las personas crecen mucho cuando se enfrentan a su propia mortalidad.

“Aprendí que uno nunca debe subestimar la capacidad de alguien para crecer. Algunos cambios fueron increíbles. Cada uno de ellos experimentó una variedad de emociones, como la negación, el miedo, la ira, el remordimiento, más negación y finalmente la aceptación. Cada paciente encontraba su paz antes de partir.”

Cuando alguien les preguntaba acerca de los arrepentimientos que tenían o acerca de cualquier cosa que hubieran hecho de manera diferente, casi siempre surgían los mismos temas. Estos son los 5 más comunes:

1. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida siendo fiel a mis sueños, no a la vida que otros esperaban de mí.

Este era el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan cuenta que su vida está a punto de terminar, pueden mirar atrás con claridad y es fácil ver cuántos sueños no han sido realizados. La mayoría de la gente no había cumplido aún ni la mitad de sus sueños e iban a morir sabiendo que esto se debía, a las elecciones que habían o no habían hecho durante su vida.

2. Desearía no haber trabajo tan duro.

Cada paciente de sexo masculino que cuidé decía lo mismo. Se perdieron la juventud de sus hijos y la compañía de sus parejas. Las mujeres también se arrepentían de esto, pero como la mayoría eran de una generación anterior, muchas de las pacientes de sexo femenino no habían tenido que sostener la familia. Todos los hombres que cuidé lamentaban profundamente haber gastado su vida en torno al trabajo.

3. Ojalá hubiera sido capaz de expresar mis sentimientos.

Muchas personas no expresaban sus sentimientos con el fin de mantener la paz con los demás. Como resultado, nunca se convirtieron en lo que eran realmente capaces de llegar a ser. Hay muchas enfermedades que desarrollan sentimientos de amargura y de resentimiento.

4. Ojalá me hubiera quedado en contacto con mis amigos.

Muchas personas se dan cuenta del real valor de los amigos a solo semanas de morir. Mucho de ellos fueron quedando en el camino debido a la rutina que muchas veces aleja a las personas y a la hora de querer ubicarlas porque no queda tiempo.

5. Me gustaría haber sido más feliz.

Este es uno sorprendentemente común. Muchas personas no se dan cuenta hasta el final de que la felicidad es una opción. Han permanecido estancados en viejos patrones y hábitos. El conocido confort o familiaridad se sobrepuso a sus vidas tanto física como emocionalmente. El miedo al cambio les dejó haciendo creer a otros, y a ellos mismos, que eran felices, pero cada vez las risas y las tonterías tardaban más tiempo en aparecer en sus vidas.